Bien-estar
Cuando escuchas hablar de bienestar, ¿en qué piensas? Hace algún tiempo yo sólo visualizaba a una persona meditando frente al mar. Un pensamiento bastante limitado, pero me parece que común.
En general, solemos asociar el bienestar con paz mental. Quizá esa sea la razón por la cual pensamos inmediatamente en meditación y en la tranquilidad que produce el sonido de las olas del mar. Pero la verdad es que es un concepto más integral que involucra otras áreas de la persona.
Quizá estés pensando en una buena alimentación, en alguna actividad física, en el concepto en nuestra cabeza que está asociado a cierta persona “fit”... o podríamos seguir con nuestra primera imagen de alguien meditando frente al mar, manteniendo el equilibrio en alguna posición casi inhumana.
Querer abarcar el concepto en una sola imagen dificulta nuestro acercamiento a esta forma de vida. Inconscientemente lo idealizamos y provocamos que nuestro cerebro lo califique como imposible (especialmente ahora que hay figuras públicas con información tan diferente que puede confundirnos).
A mi parecer, la clave para lograr el bienestar proviene de los hábitos y del amor propio. Lo que vuelve complejo a este estilo de vida es querer hacer el cambio de un día a otro, pues sucede algo parecido a los objetivos de fin de año: eres determinado al comienzo pero en el segundo viernes de Enero te rindes... (no sé si sabías, pero el segundo fin de semana del mes de Enero es conocido mundialmente como el “Quitters Day”).
Si eres una persona que quiere hacer un cambio de vida, pero la imagen del bienestar se percibe lejana… ¡No te desanimes! El primer paso es querer y después pasar a la acción.
De forma práctica, lo que me ha funcionado es ir paso a paso. Los seres humanos funcionamos a través de hábitos: buenos y malos. Debes de sustituir un mal hábito con uno bueno para después sistematizarlo dentro de tu día y agregar el siguiente. La clave es ser gradual e ir construyendo la vida que quieres sin perder de vista los siguientes aspectos:
1.- Eres el único responsable de tu realidad, nadie puede hacer el cambio por ti.
2.- Debes de ser paciente, el tiempo juega un papel muy importante, pues para crear un hábito se requieren repeticiones de la acción.
Por ejemplo: Eres una persona que quiere hacer un cambio de alimentación hacia lo saludable. Comienza cambiando tu consumo de azúcares refinados por endulzantes naturales. Reduce tu consumo de refresco con agua de fruta endulzada con miel de abeja, o incluso cambia tu snack por popotes de miel enchilados, frutos secos o dátiles.
Ahora bien, para visualizar mejor tu nivel de bienestar, dibuja un círculo dividido en tres partes: salud física, salud mental y salud espiritual.
Salud Física
No solo es poner atención a la alimentación y al ejercicio, también abarca el cuidado de tu apariencia, cuidado de tu piel, usar ropa que sea cómoda, higiene personal ¿La actividad física a la que te dedicas es realmente lo que tu cuerpo necesita? ¿Le brindas a tu cuerpo suficiente agua y descanso?
Salud Mental
¿Qué es lo acostumbras a escuchar y a ver? ¿De qué forma alimentas a tu cerebro? Así como alimentas tu cuerpo con comida, ¿Cuál es el combustible de tu mente? ¿Estás cuidando los ingredientes? ¿Qué tan sano es ése trabajo para ti? ¿Realmente vives en el presente? ¿Qué tan exitoso te percibes?
Salud Espiritual
¿Qué te conecta? ¿Qué te inspira? ¿Qué te reconforta? ¿Cuál es tu vocación y tu misión en la vida? ¿Tus hábitos te acercan a lo lograrlo?
Son sólo algunas preguntas de guía para trabajar en tu círculo virtuoso de bien-estar. Cuando reflexionas sobre tu posición actual y le das la importancia a cada aspecto junto con su “combustible” (acciones que te ayudan a mejorar) estarás alimentando a tu nuevo “Yo”. Comenzarás a poner atención a los detalles… Desde lo cotidiano y obvio, hasta poner atención al mínimo detalle como la cantidad de luz que entra en tu habitación. Cuando trabajas en ser consiente de cada aspecto de tu día descubres también las pequeñas cosas que te hacen feliz y te consentirás más.
Lo interesante de seguir éste método es que puedes comenzar por cualquier aspecto y cualquier día (no debe ser Año Nuevo). Comienza por cosas tan triviales como: reacomodar tu lugar de trabajo para ser más productivo. Poco a poco involucra los demás aspectos, porque lo maravilloso de que sea un “círculo virtuoso” es que no importa por donde comiences… para terminarlo debes pasar por todos los puntos. En cuanto adaptes a tu día un pequeño hábito, te sentirás bien y motivado para el siguiente. Sé paciente y no te presiones.
Gracias por leerme Nativer, cuéntame en los comentarios tu opinión.
bees&love